Parálisis Facial

La parálisis facial (PF) es la pérdida temporal o permanente de los movimientos de la mímica facial por acometimiento del nervio facial (VII par craneal). Se produce por un fallo en el nervio, que no lleva las órdenes nerviosas a los principales músculos de la cara.
Se manifiesta clínicamente por la imposibilidad para elevar la ceja, cerrar el ojo, incapacidad para sonreír, para ocluir los labios, etc.
Sus causas pueden ser diversas, como, por ejemplo, metabólicas, traumáticas, congénitas, virales, infecciosas, vasculares, tóxicas o tumorales y parálisis que son de causa idiopática (desconocida).
Factores que producen la parálisis facial
De acuerdo con Lazarini y Almeida (2006), estudios apuntan que la parálisis facial es un desorden causado por innúmeros factores.
Congénitas: Secuencia de Moebius, agenesia del nervio facial, parálisis del labio inferior.
Infecciosas: Virales (sarampión, paperas, síndrome de la inmunodeficiencia adquirida).
Bacterianas: (Enfermedad de-Lyme, hanseníase, meningitis, encefalitis, otitis).
Traumáticas: Fracturas del hueso temporal, fracturas de mandíbula, lesiones por arma de fuego, iatrogenias).
Causas vasculares, metabólicas, hormonales y otras causas sistémicas: diabetes mellitus, sarcoidosis, alteración en la función tireoidiana, enfermedades autoinmunes.
Causas neurológicas: Síndrome de Guillain-Barré, miastenia gravis, esclerosis múltiple.
Causas neoplásicas: oreja externa, media, nervio facial.
Además de esas causas, existe la causa idiopática donde se desconoce la etiología, y esta parálisis es llamada de Parálisis de Bell. Es la causa más común, con incidencia de 20 casos para cada 100.000 habitantes (EUA), representando 55% a 80% de los casos de Parálisis Facial Periférica.
Afecta todas las edades, siendo más frecuente en mujeres, tercer trimestre de embarazo, hombres por encima de los 40 años y en personas con diabetes.
La parálisis facial se clasifica en:
Central: Caracterizada por parálisis o paresia de la mitad inferior de uno de los lados de la cara.
Periférica: La parálisis periférica (PFP) se traduce clínicamente por la alteración de la movilidad facial, secreción salivar y lacrimal, sensibilidad facial, entre otras. Se difiere de la parálisis central por acometer el tercio superior de la cara, no afectado en la central.
Congénitas: La parálisis facial en la infancia, de forma general, puede ser congénita o adquirida. Entra las causas adquiridas la idiopática es la más frecuente, siendo la parálisis facial congénita bastante rara.
Las alteraciones adquiridas suelen ocurrir por presión en la cara provocada por la preeminencia sacral durante el trabajo de parto o por la utilización del fórceps, resultando en parálisis facial.
También se puede observar otras formas de parálisis facial congénita como las alteraciones genéticas sindrómicas (Moebius y Goldenhar); anomalías del desarrollo del nervio facial y de la oreja interna y las alteraciones genéticas aisladas.
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